Ozzy Osbourne

Tributo a Ozzy Osbourne: El Príncipe Eterno de las Tinieblas

Mucho se ha dicho ya sobre el Príncipe de las Tinieblas y su legado musical incomparable. Por eso, estas palabras no buscan repetir datos que todo fan del metal conoce, sino rendirle homenaje desde lo más profundo del corazón.

Conocido como el padre del heavy metal, Ozzy Osbourne es —y será por siempre— uno de los músicos más grandes de todos los tiempos. Sin temor a exagerar, creo firmemente que vivirá en la memoria colectiva de la humanidad por siglos, incluso más de lo que hoy podemos imaginar. Ozzy es, en muchos sentidos, el Beethoven de nuestra era. Hace 76 años llegó a este mundo para cambiarlo con su arte.

Dueño de una personalidad infernal, pero al mismo tiempo tierna y entrañable, se despidió de nosotros —los amantes del género— hace poco más de dos semanas. Lo hizo a lo grande, entregándose por completo, como siempre. Aunque albergaba la esperanza de tenerlo con nosotros un poco más, algo en mí intuía que su partida estaba cerca. Y cuando se fue, dejó un vacío inmenso, al menos en mi corazón.

Es curioso cómo puede doler tanto la muerte de alguien a quien nunca conociste en persona. Pero a través de sus letras y su voz, sentías que te hablaba directamente. Te llevaba a paisajes indescriptibles, a momentos de paz o de locura. Eso solo lo logra un verdadero genio.

Escuché a Black Sabbath por primera vez hace más de 22 años. Recuerdo la sensación: un escalofrío recorriendo mi espalda. Lejos de asustarme, sus composiciones me resultaron fascinantes. Fue como enamorarse por primera vez, un sacudón absoluto a los sentidos. Como encontrar una respuesta a preguntas existenciales: ¿cuál es el sentido de la vida? ¿por qué estoy aquí? Escuchar a Ozzy fue, para mí, como cuando el ser humano descubrió el fuego: algo absolutamente transformador.

A lo largo de los años, la música de Ozzy —tanto en su etapa con Black Sabbath como en su carrera solista— ha sido una brújula emocional para mí. En sus acordes encontré consuelo, rabia, claridad, oscuridad… y una belleza cruda que muy pocos artistas logran transmitir. Estas canciones no son solo temas que me gustan; son parte de mi historia, fragmentos de mi vida, momentos convertidos en sonido.

Aquí comparto una selección de esas piezas que me acompañaron, me transformaron y me siguen estremeciendo cada vez que las escucho.

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